Michael Roberts
El mercado de valores de Estados Unidos continúa subiendo y ha alcanzado un nivel récord.
El capital financiero está acogiendo muy positivamente las Trumpeconomics, con sus planes de reducción de impuestos (tanto corporativos como personales), de reducción de la regulación de los bancos y la implementación de diversos proyectos de infraestructura para crear empleos e impulsar la inversión. Pero aun suponiendo que todo esto ocurra bajo la presidencia de Trump, ¿será realmente capaz de sacar a la economía de Estados Unidos de su deprimente estancamiento? En mi última nota lo dudaba. Ahora los economistas de JP Morgan han adoptado una postura escéptica similar a la mía.
Creen que el programa de Trump probablemente tendrá poco impacto sobre el empleo y la inflación de Estados Unidos en los próximos dos años, mientras que los recortes de impuestos impulsarán el crecimiento sólo unos modesto 0,4 puntos porcentuales a finales de 2018 (es decir, después de dos años).
JP Morgan cree que Trump introducirá recortes de impuestos por valor de unos $ 200 mil millones anuales, divididos en partes iguales entre impuestos personales y corporativos. Curiosamente, están de acuerdo conmigo en que el llamado "multiplicador" keynesiano (la cantidad de aumento en el crecimiento del PIB real de los recortes de impuestos) es bajo: sólo el 0,6 en los impuestos personales y el 0,4 para el impuesto de sociedades - es decir, por cada $ 1 de exenciones fiscales a los individuos y las empresas, probablemente impulsará la demanda agregada entre unos 60 y 40 centavos de dólar, respectivamente, cada año fiscal.
Como resultado, JP Morgan estima que el crecimiento de la economía difícilmente superará su actual 2% anual y en ninguna caso se acercará al 4% anual que Trump afirma que puede conseguir. Yo diría que un crecimiento más rápido no dependerá de un mayor gasto en las tiendas o más adquisiciones de viviendas, sino de una mayor inversión empresarial y eso no aparece en la ecuación.
Parte del plan de Trump (de nuevo me apresuro a añadir si lo aplica) es reducir la tasa fiscal para las empresas que tienen enormes reservas de efectivo en el extranjero si repatrían estos fondos para invertir en EE UU. A diferencia de otros países desarrollados, EE.UU. grava a las empresas a nivel mundial, pero permite que las empresas difieran el pago de impuestos sobre las ganancias en el exterior hasta que repatrían esos ingresos. Como resultado, las empresas estadounidenses han evadido impuestos en Estados Unidos escondiendo aproximadamente unos $ 2.6 billones fuera del país, una cifra calculada por el Comité Conjunto del Congreso sobre Impuestos. Los cinco corporaciones más importantes en relación con su tenencia de efectivo en el extranjero al 30 de septiembre de 2016, son Apple ($ 216 mil millones), Microsoft ($ 111 mil millones), Cisco (60 mil millones de dólares), Oracle Corp. (51 mil millones) y Alphabet Inc. (48 mil millones de dólares).
Ya se intentó algo así en 2004 con George Bush. Pero el resultado no fue un incremento de la inversión productiva, sino una nueva ola de especulación financiera. Las empresas consiguieron una "amnistía fiscal", pero utilizaron el dinero que repatriaron en la compra de sus propias acciones o el pago de dividendos a los accionistas, lo que elevó el precio de las acciones y pidieron crédito, con tasas muy bajas, utilizando como colateral el mejorado 'valor de mercado' de las compañías. En 2004, cuando las empresas estadounidenses repatriaron $ 300 mil millones en efectivo, las recompras de acciones en S & P 500 aumentaron un 84%.
Los economistas de Goldman Sachs (GS) consideran que volverá a suceder con el plan de Trump. De hecho GS estima que el próximo año la recompra de acciones será el destino final de la mayor parte de las ganancias de las compañías, en una proporción que será la más alta de los últimos 20 años. Estiman que 150 mil millones de dólares (o el 20% de la recompra del total) serán dinero en efectivo en el extranjero repatriado. GS predice que la recompra de acciones será un 30% mayor que la del año pasado, en comparación con sólo un 5% más sin el impacto de la repatriación de capitales, mientras que su aportación a la inversión productiva cambiará poco.
Cuando se le preguntó qué haría con el dinero repatriado en caso de aplicarse el plan Trump de exenciones fiscales sobre los beneficios en el extranjeros, el CEO de Cisco Systems Inc. , Chuck Robbins afirmó: "Tenemos varios escenarios en relación con lo que nos gustaría hacer, pero puede suponer que nos centraremos en los obvios: recompras de acciones, dividendos y actividades de M & A".
Hay quién sostiene ahora que la acumulación de dinero en efectivo en el extranjero demuestra que el problema que tiene el capital estadounidense es que su rentabilidad es muy baja. Por el contrario, está lleno de beneficios (y beneficios no contabilizados en las estadísticas oficiales). Pero he aquí una observación interesante de los economistas de Morgan Stanley. De los 2.6 billones de dólares en efectivo en el extranjero de las empresas estadounidenses, sólo el 40%, o aproximadamente 1 billón de dólares, está disponible en efectivo real y valores negociables. Los otros 1.5 billones han sido reinvertidos para apoyar operaciones en el extranjero y existen en forma de otros activos operativos, tales como inventarios, bienes, equipos, intangibles y fondo de comercio. Por lo tanto, han sido invertidos y no guardados en efectivo, después de todo. Y no hay tanto dinero liquido.
Asimismo, es muy poco probable que las empresas con fábricas en el extranjero deslocalicen de vuelta su producción de manera significativa a los EE.UU.. Después de todo, el trabajo sigue siendo significativamente más barato en naciones como China. Los costes de compensación por hora eran $ 36,49 por empleado en los EE.UU. en 2013, según The Conference Board. El coste comparable en China era sólo de $ 4.12 ese mismo año (la cifra más reciente), incluso después de haber aumentado más de seis veces durante los diez últimos años.
Además, muchas empresas que aún fabrican en los EE.UU. están automatizando su producción. Por ejemplo, el fabricante de chips Intel Corp. que tiene plantas de fabricación gigantescas en Oregón, Arizona y Nuevo México, que emplean sólo a un puñado de personas para mantener las máquinas en funcionamiento. Nada que haga la administración Trump podrá detener la robotización de grandes sectores fabriles en el largo plazo.
Otra parte de las Trumpeconomics es poner en marcha un programa de infraestructura para la construcción de carreteras y comunicaciones. Su plan es financiarlo con dinero privado a cambio de la propiedad y los ingresos de los proyectos. Esto ha dejado apoplético al gurú económico keynesiano, Paul Krugman, y con razón.
Como explica Krugman, "imagine un consorcio privado que construye una carretera de peaje de 1.000 millones de dólares. En el marco del plan de Trump, el consorcio podría pedir prestado $ 800.000 millones, con la contraprestación de 200 millones en acciones. Como obtendría una exención fiscal del 82 por ciento de esa suma, su desembolso reales sólo serían 36 millones. Y cualquier ingreso futuro de los peajes iría a las personas que ponen esos 36 millones de dólares. Realmente, no es un plan para pedir un préstamo de 1 billón de dólares y gastarlo en proyectos muy necesarios, que sería lo que habría que hacer directamente”. Por el contrario, "si el gobierno lo construye, termina pagando intereses, pero obtiene los ingresos futuros de los peajes. Pero si cede el proyecto a inversores privados, evita el coste de los intereses, pero también pierde los futuros ingresos por peaje. El flujo de caja futuro del gobierno no es mejor que si se hubiera endeudado directamente, y peor aun si solo consigue un mal acuerdo, por ejemplo porque los inversores tienen conexiones políticas".
En segundo lugar, Krugman continúa, "¿cómo se supone que este tipo de esquema financie una inversión que no produzca un flujo de ingresos? Las autopistas de peaje no son lo más importante que necesitamos en este momento; ¿qué pasa con los sistemas de alcantarillado, la puesta al día del mantenimiento diferido, y así sucesivamente? En tercer lugar, ¿qué cantidad de la inversión financiada así sería en realidad inversión que no se habría producido de todas formas? Es decir, ¿qué cantidad de "agregado" aporta? "
Supongamos que hay un túnel planificado, que va a ser construido sin duda; pero ahora se le cambia el nombre por Túnel Trump, la construcción y la financiación son a cargo de las empresas privadas, y los futuros peajes y / o alquiler son pagados por el gobierno a esos intereses privados. En ese caso, no hemos promovido la inversión en absoluto, en realidad se ha privatizado un bien público, y regalado a los compradores el 82 por ciento del precio de compra en forma de exenciones fiscales".
Por lo tanto, los planes de Trump serán ineficaces a la hora de conseguir que las tasas de crecimiento económico de EE.UU. crezcan, se creen más puestos de trabajo, aumenten los ingresos reales y haya un mejor transporte; pero va a impulsar los mercados financieros y un boom especulativo.